A parte de algunos complementos que ya os he ido enseñando a lo largo de las entradas anteriores, como buen aficionado madridista poseo también una pequeña colección de tesoros relacionados con el club blanco que conservo con mucho cariño y espero legar a mi futura descendencia, que me encargaré de que no se desvíe del buen camino y siga la senda merengue al igual que su padre.
Entre todos estos pedacitos de historia del Real Madrid (ya os enseñaré alguno más otro día) destaca la zamarra que podéis ver en la imagen. Se trata de la camiseta oficial de la temporada 2007/2008, aquella en la que ganamos la Liga con Bernd Schuster al mando y nuestros eternos rivales se vieron obligados a hacernos el pasillo de campeones en el partido jugado contra ellos en nuestro estadio. A la espalda tiene el dorsal 17 y el nombre de Van Nistelrooy, uno de los hombres clave de aquel éxito y uno de los delanteros que mejor recuerdo ha dejado en los últimos años en la casa blanca, al menos a mí. La prenda, de inusual manga larga y con un diseño en el cuello que en su día no me gustó y sigue sin hacerme tilín, recuperaba tras muchos años el color morado en las equipaciones del Madrid.
La principal peculiaridad de esta camiseta es que está autografiada por la totalidad de los componentes de la plantilla del año siguiente, en el que llegaron las tres grandes estrellas llamados a liderar este nuevo proyecto de Florentino: Cristiano Ronaldo, Kaká y Benzema. La conseguí gracias a la mediación de una importante peña madridista de la provincia de Barcelona que tiene muy buena relación con el club y tras proporcionarles una camiseta (bueno, como no podía desplazarme hasta la capital para elegir mi modelo favorito, opté por darles el dinero y dejarles escoger a ellos). Mi obsesión por evitar cualquier tipo de mancha que pudiese obligar a lavar la pieza y perder tan históricas firmas me ha hecho no haberla estrenado y guardarla en mi cajón de camisetas a la espera de encontrarle un marco y un sitio adecuado para exhibirla con orgullo. Como diría el ex presidente Aznar con acento tejano, estamous trabahando en ellou.
Me refería antes a la tripleta formada por los actuales dorsales 7, 8 y 9 del Real Madrid. Por el momento, el único que parece estar cumpliendo con creces (yo diría que hasta de sobras) su trabajo es Cristiano. Es el único capaz de echarse al equipo a la espalda cuando las cosas van mal, uno de los pocos a los que la presión no afecta ni lo más mínimo y su principal defecto es el exigirse demasiado, ya ves tú. Es uno de esos jugadores cuya entrega te hace pagar con gusto 75 eurazos por sentarte en el gallinero del Bernabéu.
Benzema ha sido muy criticado, pero ha mostrado dos caras, una en la que le afectaban mucho todas las críticas y otra en la que es capaz de sobreponerse a todo y marcar goles decisivos como ante Sevilla y Lyon. El principal error que veo no es suyo, es un fallo de como entendemos el jugador. Estábamos convencidos cuando llegó que fichábamos a un tío de 30 goles por año y no. No se trata de un delantero centro, es más alguien destinado a jugar por detrás del punta de referencia, a asociarse con él y formar una buena dupla que le permita marcar 18-20 goles en un año bueno. Por ello el fichaje de Adebayor, un nueve puro, no tiene que relegarle obligatoriamente al banquillo. Son futbolistas compatibles sobre el césped. Y con todo, la falta de actitud de Karim en algunos momentos la puede subsanar a medida que gane confianza (que lo hará) y edad, que no nos damos cuenta de que hemos fichado a una joven promesa que tiene mucho futuro por delante. El Manchester United en eso es un ejemplo, tiene experiencia en dejar ir haciéndose a jóvenes valores internacionales en sus filas hasta 3 y 4 temporadas, hasta que explotan. Es lo que pasó con Cristiano, sin ir más lejos. Benzema de red devil sería un peligro en ciernes para la Europa futbolística. Nosotros no tenemos paciencia.
Y en cuanto a Kaká... ay, Kaká. Reconozco que me ilusionó muchísimo su fichaje, lo había visto hacer maravillas en aquella Copa de Europa que ganó con el Milan y era un futbolista que me encantaba. ¡Un brasileño con la elegancia y el porte de una gran figura europea! ¿Podía haber mejor combinación? Pero fueron pasando los partidos y poco a poco nos dimos cuenta de que la chispa de Ricardo de blanco no era la misma que la que tenía de rossonero. Alguna buena tarde ha tenido, como aquel derbi madrileño en el Calderón en el que le clavó un golazo al Atlético colocándola desde la fontal, pero las lesiones fueron apagando al religioso "atleta de Cristo". A muchos madridistas nos disgustó su interés por jugar el Mundial aún no encontrándose en condiciones, lo que le dejó en el dique seco hasta principios de 2011. Desde entonces he de decir que ese espíritu protector que tenía con Kaká ha menguado bastante y si se le tiene que criticar soy el primero. Pero aún me duele. Su precio (eso hay que amortizarlo) y la tristeza que me produce que un grande como él se pueda ir de aquí sin triunfar me hacen desear que podamos ver su mejor versión vestido de blanco, al menos antes de que llegue algún jeque árabe o potentado ruso para llevárselo por una millonada a final de temporada.
A Ricardito le toca espabilar, de lo contrario estoy seguro que a la firma que tengo en mi camiseta, que ocupa la parte central de la misma, le empezará a pasar algo parecido a lo que le sucedía a uno de los personajes de Regreso al futuro. Cuando se modificaba el pasado éste comenzaba a desaparecer, puesto que sus padres no se conocían y el nunca llegaba a nacer. El autógrafo de Kaká ya está un poco más clarito que el resto, en sus botas está que no se borre del todo por no estar al nivel necesario para formar parte del Olimpo madridista de mi colección de tesoros.
Entre todos estos pedacitos de historia del Real Madrid (ya os enseñaré alguno más otro día) destaca la zamarra que podéis ver en la imagen. Se trata de la camiseta oficial de la temporada 2007/2008, aquella en la que ganamos la Liga con Bernd Schuster al mando y nuestros eternos rivales se vieron obligados a hacernos el pasillo de campeones en el partido jugado contra ellos en nuestro estadio. A la espalda tiene el dorsal 17 y el nombre de Van Nistelrooy, uno de los hombres clave de aquel éxito y uno de los delanteros que mejor recuerdo ha dejado en los últimos años en la casa blanca, al menos a mí. La prenda, de inusual manga larga y con un diseño en el cuello que en su día no me gustó y sigue sin hacerme tilín, recuperaba tras muchos años el color morado en las equipaciones del Madrid.
La principal peculiaridad de esta camiseta es que está autografiada por la totalidad de los componentes de la plantilla del año siguiente, en el que llegaron las tres grandes estrellas llamados a liderar este nuevo proyecto de Florentino: Cristiano Ronaldo, Kaká y Benzema. La conseguí gracias a la mediación de una importante peña madridista de la provincia de Barcelona que tiene muy buena relación con el club y tras proporcionarles una camiseta (bueno, como no podía desplazarme hasta la capital para elegir mi modelo favorito, opté por darles el dinero y dejarles escoger a ellos). Mi obsesión por evitar cualquier tipo de mancha que pudiese obligar a lavar la pieza y perder tan históricas firmas me ha hecho no haberla estrenado y guardarla en mi cajón de camisetas a la espera de encontrarle un marco y un sitio adecuado para exhibirla con orgullo. Como diría el ex presidente Aznar con acento tejano, estamous trabahando en ellou.
Me refería antes a la tripleta formada por los actuales dorsales 7, 8 y 9 del Real Madrid. Por el momento, el único que parece estar cumpliendo con creces (yo diría que hasta de sobras) su trabajo es Cristiano. Es el único capaz de echarse al equipo a la espalda cuando las cosas van mal, uno de los pocos a los que la presión no afecta ni lo más mínimo y su principal defecto es el exigirse demasiado, ya ves tú. Es uno de esos jugadores cuya entrega te hace pagar con gusto 75 eurazos por sentarte en el gallinero del Bernabéu.
Benzema ha sido muy criticado, pero ha mostrado dos caras, una en la que le afectaban mucho todas las críticas y otra en la que es capaz de sobreponerse a todo y marcar goles decisivos como ante Sevilla y Lyon. El principal error que veo no es suyo, es un fallo de como entendemos el jugador. Estábamos convencidos cuando llegó que fichábamos a un tío de 30 goles por año y no. No se trata de un delantero centro, es más alguien destinado a jugar por detrás del punta de referencia, a asociarse con él y formar una buena dupla que le permita marcar 18-20 goles en un año bueno. Por ello el fichaje de Adebayor, un nueve puro, no tiene que relegarle obligatoriamente al banquillo. Son futbolistas compatibles sobre el césped. Y con todo, la falta de actitud de Karim en algunos momentos la puede subsanar a medida que gane confianza (que lo hará) y edad, que no nos damos cuenta de que hemos fichado a una joven promesa que tiene mucho futuro por delante. El Manchester United en eso es un ejemplo, tiene experiencia en dejar ir haciéndose a jóvenes valores internacionales en sus filas hasta 3 y 4 temporadas, hasta que explotan. Es lo que pasó con Cristiano, sin ir más lejos. Benzema de red devil sería un peligro en ciernes para la Europa futbolística. Nosotros no tenemos paciencia.
Y en cuanto a Kaká... ay, Kaká. Reconozco que me ilusionó muchísimo su fichaje, lo había visto hacer maravillas en aquella Copa de Europa que ganó con el Milan y era un futbolista que me encantaba. ¡Un brasileño con la elegancia y el porte de una gran figura europea! ¿Podía haber mejor combinación? Pero fueron pasando los partidos y poco a poco nos dimos cuenta de que la chispa de Ricardo de blanco no era la misma que la que tenía de rossonero. Alguna buena tarde ha tenido, como aquel derbi madrileño en el Calderón en el que le clavó un golazo al Atlético colocándola desde la fontal, pero las lesiones fueron apagando al religioso "atleta de Cristo". A muchos madridistas nos disgustó su interés por jugar el Mundial aún no encontrándose en condiciones, lo que le dejó en el dique seco hasta principios de 2011. Desde entonces he de decir que ese espíritu protector que tenía con Kaká ha menguado bastante y si se le tiene que criticar soy el primero. Pero aún me duele. Su precio (eso hay que amortizarlo) y la tristeza que me produce que un grande como él se pueda ir de aquí sin triunfar me hacen desear que podamos ver su mejor versión vestido de blanco, al menos antes de que llegue algún jeque árabe o potentado ruso para llevárselo por una millonada a final de temporada.
A Ricardito le toca espabilar, de lo contrario estoy seguro que a la firma que tengo en mi camiseta, que ocupa la parte central de la misma, le empezará a pasar algo parecido a lo que le sucedía a uno de los personajes de Regreso al futuro. Cuando se modificaba el pasado éste comenzaba a desaparecer, puesto que sus padres no se conocían y el nunca llegaba a nacer. El autógrafo de Kaká ya está un poco más clarito que el resto, en sus botas está que no se borre del todo por no estar al nivel necesario para formar parte del Olimpo madridista de mi colección de tesoros.
pertenezco al 30% de los aficionados del madrid que creen que Kaka triunfara de blanco asik no,espero k esa firma no se destiña sino que empiece a brillar de nuevo
ResponderEliminarDios (y nunca mejor dicho en este caso) te oiga, David, Dios te oiga...
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